Tres mitos que necesitas dejar de creer
Pasa el tiempo, la ciencia avanza, cada día los entrenadores, instructores y coachs estudian más y se profesionalizan con mayor profundidad (o al menos eso sería lo ideal), pero todavía existen ciertas creencias populares – erróneas – que marcan el ritmo de tus entrenamientos, lee el siguiente artículo para descubrir cuáles son y desterrarlas de tu rutina de una vez por todas.
Mito N°1 – No Hay necesidad de entrenar los abdominales
El argumento que apoya esta falsa afirmación es que si realizas los grandes levantamientos (sentadillas, peso muerto, dominadas, press banca, press militar) involucrarás intensamente toda la musculatura de la zona media, por lo cual no existiría motivo para realizar trabajo abdominal extra. Si bien es cierto que el abdomen es fuertemente estimulado en estos ejercicios, esto puede ser visto y analizado de dos maneras:
1. No necesitas trabajar tus abdominales ya que los entrenas cuando haces los grandes levantamientos.
2. Necesitas trabajar tus abdominales con mayor intensidad porque están involucrados en los grandes levantamientos.
La mayoría de los atletas que podrían considerarse “inteligentes” fortalecen mucho su zona media porque entienden que de esta manera pueden incrementar el rendimiento en otros ejercicios e incluso llevarlos a cabo con mayor seguridad y menor riesgo de lesión.
Y existe otro tema, en teoría las sentadillas, el peso muerto, etc. Fortalecen intensamente el core, pero esto es cierto solamente en la medida en que éste es último actúe de manera funcional, es decir que puedas utilizar todos los músculos de tu zona media de manera eficiente sin tener desbalances y compensaciones. Pero si este no es tu caso, ¿cómo harás para entrenarlos? o mejor dicho ¿cómo harás para rehabilitarlos?
¡Pero los Abdominales se hacen en la cocina!
Correcto, no verás ningún resultado si tu porcentaje de grasa se encuentra por encima del 15, 16% (esto varía de persona en persona) sin importar que hagas crunchs y planchas todo el día. Y si bien existen sujetos que han sido dotados (por no decir bendecidos) por la naturaleza, que siendo delgados y sin entrenar pueden exhibir un buen six pack, lo cierto es que entrenando este músculo de manera directa la separación entre cada vientre muscular será más marcada y tu zona media se verá más definida.
Mito 2 – Haz Cardio en Ayunas para perder grasa
Si bien este mito tiene un post entero dedicado a desmentirlo (http://cambiandoeljuego.com/tips-de-entrenamiento/acabando-con-el-mito-del-cardio-en-ayunas/) nunca viene mal repetir y repasar ciertos conceptos. Mucha gente cree que entrenar sin comer significará menores niveles de energía disponible y por lo tanto una automática reacción del organismo para consumir más reservas de energía. Esto, en teoría, conduciría a quemar más grasa almacenada, incluso algunos estudios parecen confirmar que se movilizan más ácidos grasos durante el ejercicio en ayunas que habiendo pre- ingerido alimentos. Pero esto es sólo ver una parte de toda la película…
Perder grasa no se trata de lo que sucede durante una sesión de entrenamiento, sino de lo que sucede en respuesta a un trabajo físico en el transcurso del día siguiente o más (24, 48 hs.)
¿Qué sucede durante una sesión de entrenamiento en ayunas?
Los que están a favor de este método exclamarán que debido al incremento de la adrenalina/noradrenalina durante el entrenamiento en ayunas, tendrás mayores niveles de energía para entrenar. Lo que es absurdo, porque ha sido claramente establecido que cuando llevas varias horas sin comer tu capacidad para tolerar el trabajo físico se ve fuertemente disminuida, lo que se traducirá en un peor rendimiento y en una sesión mucho menos eficiente.
Pongamos un ejemplo: digamos que apenas te levantas, tomas un vaso de agua y sales a realizar un cardio tradicional (trote liviano) durante media hora, como no has desayunado no tientes tanta energía y alcanzas a realizar 5 km, unas 280 calorías aproximadamente (esto variará según las características de cada persona) las cuales podríamos decir que provienen tus reservas energéticas (grasa y glucógeno muscular) El punto es que si bien hay mayor consumo de ácidos grasos este ejercicio no dejará tu metabolismo acelerado durante mucho más tiempo.
Por otro lado, te levantas, desayunas de manera apropiada, dejas que pase un tiempo para sentirte cómodo y te dispones a realizar un HIIT durante 25 minutos, con el resultado de que terminas consumiendo aproximadamente 400 calorías (provenientes en parte de lo recién comido y de tus reservas) En este punto ya puedes observar que has “quemado” más energía, pero eso no es todo, el HIIT produce un efecto de deuda de oxígeno (EPOC por sus siglas en inglés) que provocará que tu metabolismo quede acelerado y consumiendo más calorías hasta 48 horas después del entrenamiento.
Conclusión… Cuando estás en ayunas, quemarás un poco más de grasa durante el ejercicio, pero el consumo energético durante y una vez terminado el entrenamiento, será muchísimo menor que si te hubieras ejercitado habiéndote alimentado previamente.
Mito 3 – Aumenta tu fuerza entrenando en superficies inestables
Nos referimos a realizar sentadillas, desplantes, press plano, etc. sobre superficies inestables, como bosus, fitballs y demás. Estos ejercicios tienen muy poca utilidad y la razón es muy sencilla, ha sido altamente comprobado que la producción de fuerza es menor cuando realizas un ejercicio sobre una base inestable.
Veamos un ejemplo: digamos que quieres mejorar la fuerza de tus pectorales, tríceps y deltoides anteriores, por lo que te dispones a hacer press plano con mancuernas, te recuestas sobre una fitball, y comienzas a realizar el ejercicio ¿te encuentras 100% concentrado en el movimiento y en los músculos que te permiten llevar a cabo el trabajo o acaso debes desviar el foco de atención para mantener el equilibrio y no caerte?
Es por este motivo que este método de entrenamiento no es la mejor opción cuando de fuerza y tamaño hablamos, por el contrario, si lo que buscas es mejorar tu propiocepción y estabilidad si te servirán.