Descubre los Mensajes Ocultos Detrás de Tus Antojos
Ya sea que estemos bajo un régimen de alimentación o no, todos los seres humanos hemos experimentado antojos o deseos por comer algún alimento en específico o bien, la necesidad de sentir alguna textura (blanda, crujiente, húmeda, cremosa) o algún sabor (dulce, picoso, agridulce).
En la cultura de las dietas, los antojos son mal vistos, puesto que en muchas ocasiones son antojos de alimentos “prohibidos”: panes, helados, galletas, etc. Lo primero que debes saber es que no hay nada de malo en sentir un antojo, por el contrario, el hecho de “sentir” significa que estamos vivos.
Los antojos no son otra cosa que señales que te envía tu cuerpo para expresar alguna necesidad física o emocional.
Las necesidades físicas son aquellas que involucran directamente a tu cuerpo. Quizá tengas antojo de alguna bebida fría (que indica que tu cuerpo siente calor), o tal vez se te antojen unos huevos revueltos (que señalan la necesidad de proteína). Sí, tu cuerpo es muy inteligente y se sabe comunicar.
Las necesidades emocionales son aquellas que involucran sensaciones más allá del cuerpo, por ejemplo, la necesidad de pertenecer a un grupo social, estar de viaje y extrañar tu país de origen, etc. Puede ser que estés en Japón extrañando los tacos de México o estar lejos de tu familia y extrañar la receta secreta de la sopa de tu abuela.
¿Cómo Actuar Ante un Antojo?
Una vez que has comprendido que es normal tener antojos hay que identificar desde qué nivel estamos experimentando esa sensación.
El antojo físico es lo que habitualmente llamamos “hambre”. En nutrición buscamos que los alimentos que van a satisfacer tu hambre sean, en el 80% de los casos, alimentos lo menos procesados posibles; es decir, es mejor comer una o dos piezas de naranja que beber 5 naranjas en un jugo. Un puré casero de papa, será mejor opción que un puré instantáneo.
Podemos decir que satisfacer el antojo físico es muy sencillo, y un nutriólogo es quién puede guiarte mejor que nadie para responder a ese llamado de tu cuerpo.
En cuanto a los antojos emocionales, el nutriólogo será un coadyuvante. Mi consejo es que una vez que hayas identificado que esto no es hambre real, sino más bien una emoción, decidas de qué manera vas a actuar.
Está bien y es normal que en algunas ocasiones un chocolate o una sopa sean tus métodos de escape, pero recurrir constantemente a la comida para aliviarte no es lo adecuado, especialmente si tu prioridad es cuidar la salud de tu cuerpo.
Ante un antojo emocional, puedes buscar alguna otra actividad con la que puedas responder a este mensaje. Por ejemplo, si extrañas a una persona, quizá comunicarte con ella directa o indirectamente (como escribirle una carta que jamás enviarás) sean mejor opción que ir a buscar a la tienda las papas que solían compartir (por citar algún ejemplo).
Si decides recurrir a la comida, mi consejo es que elijas un alimento que esté dentro de tu plan de alimentación o alguna preparación que puedas armar con los equivalentes que tu nutriólogo ha marcado para ti. En Fit Fighters tenemos muchas recetas sencillas y saludables.
Finalmente, si decides sucumbir ante la tentación de tu antojo, mi único consejo es que lo disfrutes al máximo. Tómate todo el tiempo del mundo, disfruta cada mordida, siente su textura, sabor, aroma y, ¿porqué no?, hasta su sonido.
Aquí te comparto algunas interpretaciones que puedes dar a determinados antojos tanto a nivel físico como a nivel emocional.
Si experimentas constantemente la necesidad de recurrir a la comida como método para lidiar con tus emociones, el nutriólogo ya no puede ayudarte. En este punto habrá que acudir a terapia psicológica, idealmente con un psicólogo especializado en conductas de la alimentación.