1. Atención. Entrenador, no eres un contador de repeticiones. Cuando el cliente está ejecutando su ejercicio necesita tu completa atención, inclusive aunque ya tenga dominado el mismo.
Muévete a su alrededor (yo le llamo helicopterear) corrige alguna pequeña falla, y si no la hay, felicítalo por estar haciendo bien el ejercicio. “Muy bien Chucho, ya te sale perfecto”
2. Compromiso. Como entrenador necesitas reflejar el sentir del cliente, esto te pone en un estado de empatía tal que nuestro cliente no se siente solo en su camino. Si llega preocupado porque no ha obtenido los resultados adecuados, platica con él, analiza donde están las posibles fallas y corrígelas. Lo peor que puedes hacer es venderle algo en este momento, conozco entrenadores que inclusive regañan al entreno “Ya vez, te dije que compraras también el quemador, pero no me haces caso, con la pura proteína no vas a subir y a marcar”
3. Responsabilidad. Lo siento pero el cliente manda y si el falla, no pasa nada, le cobras la sesión y punto. No hay excusa para que tu canceles abruptamente sesiones de entrenamiento o llegues tarde. A todos nos pasa, pero procura que sean excepciones a la regla. Siempre, repito, siempre debes llegar a tus citas.